martes, 12 de octubre de 2010

Dulcinea o Aldonza.

Esta mañana he estado viendo el musical de "El Hombre de la Mancha", musical que trata la famosa historia de Miguel de Cervantes, y me he parado en uno de los personajes mas famosos de la obra, Dulcinea. Viendo el musical, ha habido una escena que me ha hecho pensar mucho, pero antes de contarla, por si alguien no leyó la obra ni vió el musical comento un par de detalles. Don Quijote se encuentra en un mesón con una prostituta llamada Aldonza, que trabajaba allí o eso se da a entender en el musical, a la que por su belleza idealiza y le da la imagen de una distinguida señora del Toboso a la que llamó Dulcinea. Dicho esto, la escena cuenta como Don Quijote, tras haber pillado a Aldonza haciendo su trabajo en las cuadras del mesón con tres hombres a la vez, cree que ellos están violando a su amada Dulcinea y se avalanza sobre ellos preso de ira e intentando defender el honor de su amada. Después, Aldonza asustada y rota de dolor le intenta decir al absurdo caballero que ella no es ninguna señora, que ella es una doña nadie que no tiene familia, solo ese trabajo, mientras él, preso de su engaño, intenta defender la imagen que le tiene puesta a Aldonza, ignorante de que a ella le está haciendo muchísimo daño la cortesía y el cariño que le muestra el caballero propio de una dama como Dulcinea, pero no de una vulgar prostituta. Ella lo expresa con esta frase: "Yo sé defenderme de golpes y ofensas, pero no de ternura y amor."
Bien, al ver esta escena me he empezado a plantear si a veces nos hace más daño la imagen que los demás tengan de nosotros que la realidad de lo que somos por mala que sea esta. Por un momento me he puesto en el papel de Aldonza y me he intentado imaginar la situacion y el dolor que tenía que estar sufriendo al ver que ante el amor de Don Quijote ella era igual que esa Dulcinea, al sentir ser Dulcinea y después volver a su cruda realidad.
Después de esto me he puesto a pensar en esa pobre gente que necesita aparentar ser alguien para sentirse bien, que necesita la aprobación de los demás para sentirse queridos. Es justo el caso contrario, pero el dolor es el mismo, pues al rozar con sus labios la miel de lo que para ellos está lejos y despues volver a la realidad deben sentir esa impotencia que la misma Aldonza siente en esa escena. Ese quiero pero sé que no puedo, ese deseo de ser alguien que no soy. Y aquí es donde nos encontramos con uno de los mayores problemas de la humanidad, el deseo de ser diferente, de no tener esto que para nosotros son fallos, o una simple inclemendia del destino.
La envidia de lo que no tenemos es algo común en el ser humano, bueno si se lleva bien, porque nos baja a nuestra realidad, pero malo si se convierte en un objetivo el poseerlo.
Si esto ocurre entonces no hay escapatoria, hemos entrado en el juego de la envida, donde la opinión de la gente es el jurado, el tener o parecer que tienes un ascenso y dónde las únicas reglas son las del aparentar.
¿A que esto os suena más? El desear lo que no se tiene es algo normal, pero nunca eso debe desvalorar lo que somos, y lo que tenemos sea poco o mucho. Aldonza es un ejemplo de ello. Le gustaría ser una señora, pero sabe lo que realmente es y aunque no orgullosa de ello, lo admite y lo valora sacando lo poco bueno que hay. No será una señorita refinada pero por lo menos es alguien que se gana la vida trabajando y orgullosa está. Pues aquí esta el mensaje de esta reflexión. Somos lo que somos y orgullosos debemos estar, todo tiene un lado bueno y un lado malo y lo que tenemos es lo que hay y hay que saber apreciarlo. Es verdad que duele a veces no ser quién nos gustaría o no tener algo que deseariamos tener, pero debemos luchar para conseguirlo sin engañarnos y sin engañar a los demás, siendo nosotros mismos porque, repito, ser quién somos tiene un lado bueno y un lado malo, la cosa es saber ver bien los dos y apreciarlo tanto en lo bueno como en lo malo. Somos quienes somos "y a quien no le guste que no mire" ¿no? Nada es totalmente malo, igual que nada es totalmente bueno, a veces depende solo de si nos hemos levantado con una sonrisa o con una lagrima.
En conclusión, todos podemos elegir quien ser, si una Dulcinea, basada en sueños y llena de miedo por no admitir lo que realmente es, o una Aldonza, valiente y llena de esperanza, luchadora y realista. Es solo nuestra decisión. Yo prefiero ser Aldonza ¿y tu?

miércoles, 29 de septiembre de 2010

Nuevas generaciones.

En el contexto socio-político en el que nos movemos actualmente, con una sociedad pasiva y una huelga general que habla de manera sarcástica de nuestros dirigentes así como de nuestros sindicatos, me atrevo a pensar en conjunto y reflexionar en la sociedad en la que estamos sumergidos, y sobre todo,en la que nos veremos inmersos en unos años.
He llegado a la conclusión de que nos vemos en una sociedad escasa de valores y escasa de autoestima. Sí, he dicho autoestima. Aunque el egocentrismo y la autoconvicción estén de bandera, y el prejuicio y el consumismo como escudo, estamos hasta el cuello en una sociedad que no se quiere así misma, que se infravalora y acepta el rol de lo establecido. Esta sociedad se a conformado con lo que tiene y no quiere aspirar a más, pero no nos confundamos, aspirar a más no significa ascender en el irrisorio estatus social, ni conseguir dos ceros más de "libertad" en esa cosa que llamamos banco. Aspirar a más es formarse, aprender, creer en algo, tener motivos por los que luchar, crecer en valores como la humildad, la generosidad y tirar la soberbia y la avaricia, fomentar valores perdidos como el honor y recuperar eso que perdimos, que la gente no se cansa de pedir, justicia.
Mucha gente que se cree con potestad de hablar, critica a las nuevas generaciones en las que me incluyo, de pasivas, frias, de no tener sentimiento por nada, de solo pensar en dinero y en poder, en fiesta y sexo,y se atreven a decir que no tenemos unos valores como los de antes. Yo me voy a atrever a contestarle.
Tienes razón. pues es bien cierto que los jóvenes en general, ya que siempre hay escepciones, tenemos esos rasgos, diferentes a los de antaño. Repito, diferentes a los de antaño.
Es cierto que no nos movemos por nada, la prueba ahí está. No nos levantamos para cambiar nada, ni aunque nos toque directamente, porque me permito el lujo de mencionar que esta huelga general es por una reforma laboral para nuevos contratos, lo cual nos tocará a nosotros sí o sí. Pero ese no es el tema.
La juventud es así como consecuencia de una deficiecia de valores y una confusión de conceptos no creada por nosotros, sino por aquella gente que luchó para cambiar y para no tener que volver a luchar y volver a sufrir, crearon esta forma de entender un país como es España.
También es cierto que tenemos el poder de cambiarlo, pero ¿cómo? Tanto que te atreves a criticar, esto que ayudaste a crear. Es fácil criticar sin decir nada, ¿verdad?
¡Cómo quieren que se cambie en un contexto en el que cuando una voz se alza proponiendo aires de cambio, proponiendo cosas innovadoras y distintas se le calla como si cometiera un pecado!
¡Como quieres que se cambie y se progrese en un pais anclado en un pensamiento conservador y arcaico, en un pais en el que no se acepta la diversidad y se judga al distinto en base a un prejuicio y no a unas pruebas!
Que sencillo parece cuando se dicen las cosas desde la conveniencia y que complejo cuando se ven desde otros ángulos. ¿Realmente merece la pena intentar cambiarlo todo si primero no somos capaces de cambiar nosotros mismos y el primero tú?
Enfin, cada uno es consciente de quién es y de lo que hace. En este contexto estamos y así son las generaciones que nos suceden. ¿Se cambiará? Yo creo que tarde o temprano las personas de las nuevas generaciones de este país recuperaremos lo que es nuestro y trabajaremos juntos de tal forma en que no se cometan los errores que esta generación de antaño esta cometiendo. Pero, ¿queda mucho para ese cambio?

jueves, 16 de septiembre de 2010

Ayudar a alguien.

Cuando alguien tiene un problema que le daña el corazón, y necesita ayuda de una persona que le aconseje, pueden pasar dos cosas, que planteemos el problema abiertamente o, simplemente, lo ocultemos por pudor o por desconfianza. También, se puede dar la situación de querer contarlo y no encontrar a nadie para escucharlo. Pues bien, cuando encontramos a algún ser querido en una de estas situaciones, y nos damos cuenta de ella, nuestro corazón siente un impulso innato a ayudar a esa persona que esta sufriendo. Al ayudarla, podemos cometer una serie de errores muy comunes, porque todos los cometemos alguna vez, como pueda ser meterse en el problema más de la cuenta, dar un consejo infundado en los sentimientos y no en la objetividad pensando en el bien de la persona afectada o estar intentando aconsejar tanto, que no nos hemos dado cuenta de que alomejor necesita un hombro sobre el que apoyarse y un oído con el que desahogarse.
Ante un problema, y más si no es nuestro, debemos se objetivos y coherentes, principalmente porque en muchos casos la persona afectada solo habla desde el punto de vista de sí misma y no se puede poner también en el lugar del otro. Por eso debemos analizar el problema desde todos los puntos de vista y realizar una hipotesis del problema real visto desde todos los ángulos.
A partir de aquí, debemos intentar intuir que necesita la persona que requiere nuestra ayuda, si un consejo, una ayuda a otro nivel o simplemente desahogarse. En cualquier caso, después de analizar el problema, veremos las cosas con más claridad y podremos ser mas coherentes en nuestros siguientes actos.
Hay que intentar que la persona se sienta especial, querida y apoyada. Tiene que ver que aunque no se esté de acuerdo, hay alguién que la va a apoyar y que va a estar ahí por lejos que esté y demostrárselo. Tiene que sentir el cariño hacia ella, porque cuánto más infelices somos, más nos cuesta pensar en las cosas alegres que hay o en el punto de vista optimista. Por lo tanto, hay que intentar hacerla feliz, aunque sea a pequeña escala para que empiece a vislumbrar atisbos del lado bueno del problema. Así, le quitaremos hierro al asunto y conseguiremos que el afectado sea capaz de plantearse soluciones más efectivas y sencillas y no vea las cosas de forma compleja.
Recordar, que cuando alguien esta mal siempre hay un factor sorpresa que desconocemos, y que no sabemos por donde tirará o si se nos irá de las manos, por eso, siempre hay que tener mucho cuidado al intentar ayudar a alguien, porque si no sabemos llevar la situación podemos empeorar las cosas en vez de mejorarlas.
En fin amigos, que la vida es una batido de problemas y alegrías, si dejamos que unos nos venzan y nos desborden al final nos hundiremos más o acabaremos viviendo en una irrealidad. Siempre suelo comparar la vida con un globo aerostático. Nuestra meta es volar recto, los problemas son los pesos colgados de la barquilla y las alegrías el globo que nos hace volar. Debemos mantener un equilibrio entre el globo y los pesos, porque si no, o nos caemos con los pesos o nos vamos a las nubes con el globo. Por eso es necesario ser capaz de ver lo bueno de la vida, siendo también capaz de ver que un problema no tiene que ser algo malo si lo vemos como la forma que tiene el hombre de ser consciente de la realidad que vive y así bajar de las nubes y retomar el rumbo.
A ser felices